miércoles, 8 de junio de 2011

Bodas de Sangre





Terminé de releer Bodas de sangre, de Federico García Lorca.



Me apasiona leer a este autor.




Así como en Yerma y La casa de Bernarda Alba, el autor conjuga en esta obra, de manera espectacular, las pasiones humanas.


Una boda pactada entre dos familias, la inseguridad y las dudas de la novia, así como el surgimiento repentino de un viejo amor que no se había concretado por diferencias sociales, hacen que el autor estructure un argumento caracterizado por la más viva tensión que va “in crescendo” constante hasta terminar en espantosa tragedia.

Esta obra me hizo reflexionar en torno a los prejuicios sociales de nuestros pueblos de Guachinango y Tenamaxtlán, prejuicios que aún perviven en pleno siglo XXI.


Te invito a que leas esta bellísima obra de teatro. Leer nos enriquece y nos hace soñar.

Hasta la próxima.

martes, 7 de junio de 2011

¿Qué haríamos sin la música?




No sé nada. No entiendo nada.

Si pudiera abrazarme fuertemente a alguien me sentiría mucho mejor.

A veces pienso que la música tiene todas las respuestas, los caminos, las puertas y las ventanas. La música es bálsamo y es paño de lágrimas.

Es amiga, consejera, oasis, isla, pausa, consuelo y oportunidad.

Tomo una bocanada de aire fresco. Respiro.

¿Qué haríamos sin la música? ¿Qué haría yo sin la música?

La misma pregunta me hice, en la otra vida, sobre el Amor.

"Let me sail, let me sail, let me crash upon your shore".

lunes, 6 de junio de 2011

Noches y días misteriosos




Las tres últimas noches han estado llenas de misterio; con vientos que se desatan de repente y sacuden todo lo flexible que encuentran a su paso.

Los días inician con esa película de humo y ceniza que reviste la serranía y hace que el sol destelle de una forma nunca vista antes.

Las tardes se tiñen de un rojo inusitado antes de hundirse en el horizonte.

Hace un calor extremo y agobiante.

Anoche cayó el primer aguacero del temporal de lluvias; mis pensamientos volaron hasta Guachinango, mi terruño.


Recordé mi morral, lleno de maíz, y mis pasos, a huarache de horcapollo, por los surcos olorosos a tierra mojada de El Salitrillo, lugar donde acompañé a mi padre a sembrar y cultivar el grano sagrado por varios años.

Me siento perdido ante el misterio de estos acontecimientos y de los cambios de mi entorno climático.

Sólo la música, el silencio y los pensamientos encerrados en mis libros amados le dan un poco de sentido a mis grandes interrogantes existenciales.

No hace falta decir que la cotidianidad, el contacto con mis pacientes y alumnos de la Prepa, me salvan también de esas caídas libres hacia la nada.


Hasta pronto.