domingo, 28 de noviembre de 2010

La fiesta del deshoje


El viento empezó a soplar a media tarde. Era un viento del Norte, fuerte, de esos que ululan en los resquicios de las puertas y ventanas, haciendo alarde de poder.

Lo esperábamos. Ahora lleva un pregón mediático que lo anuncia desde antes. Amaneció caliente y sofocante, con temperaturas muy desubicadas para la fecha.

En la calle me di cuenta de que los árboles ya están listos para la fiesta del deshoje. Las hojas macilentas se sostienen apenas de un dedito y ya no dan para más; algunas de ellas están ya en el suelo por el solo efecto de la gravedad.

Algunos árboles lucen amarillos y totalmente desahuciados, como dice la canción: “Flacos, ojerosos, cansados y sin ilusiones”.

La semana ha sido complicada. Montones de pequeños detalles convertidos en problemas se me echaron encima; pero ahí voy, con ellos a cuestas.

4 comentarios:

  1. Me encantaron las dos escrituras pori :)
    muy bonitas
    saludos.

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  2. Te amo, mi niña hermosa. Gracias por visitarme y dejarme tu saludo.

    Tu papi.

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  3. La caida de las hojas es una imagen nostálgica. Los problemas se vienen como el deshoje que describre, inevitable; no hay que olvidar que despues de la caida de las hojas surgen otras tiernas y hermosas.

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  4. Maestra Beatriz:

    Un saludo afectuoso para usted en estas fiestas navideñas.

    Es cierto, la vida es cíclica. En su movimiento eterno, como devenir contradictorio, siempre es posible vivir estos dos movimientos eternos: vida y muerte.

    Movimientos que se explican por sí mismos y que se necesitan. Si no hay deshoje no hay primavera.

    Un saludo respetuoso para usted, maestra Beatriz. Coincidimos.

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