lunes, 6 de diciembre de 2010

Revivir nostalgias



Escuchar a Lennon me transporta a otra época y me hace revivir nostalgias que se aprietan en la garganta y hacen llorar, con una mezcla de alegría y de tristeza, de añoranza de tantas cosas que se fueron y nos pasaron de largo.


La magia de la música nos lleva a lugares recónditos y revive en nosotros las mismas sensaciones en la piel y el mismo olor a sueños de antes.


Y resurgen las preguntas de siempre: ¿A dónde se fueron? ¿Qué pasó a lo largo de nuestras vidas?


Ésta es otra historia. Con los mismos personajes, pero distinta; inesperadamente distinta.

Es una historia imprevista e irremediable.

martes, 30 de noviembre de 2010

Soneto da Saudade



















Quando sentires a saudade retroar


Fecha os teus olhos e verás o meu sorriso.


Eternamente te direi a sussurrar:


O nosso amor a cada instante está mais vivo!



Quem sabe ainda vibrará em teus ouvidos


Uma voz macia a recitar muitos poemas…


E a te expressar que este amor em nós ungindo


Suportará toda distância sem problemas…



Quiçá, teus lábios sentirão um beijo leve


Como uma pluma a flutuar por sobre a neve,


Como uma gota de orvalho indo ao chão.



Lembrar-te-ás toda ternura que expressamos,


Sempre que juntos, a emoção que partilhamos…


Nem a distância apaga a chama da paixão.



(Guimarães Rosa)

lunes, 29 de noviembre de 2010

Extraña sensación


He traído conmigo todo el día esa extraña sensación de ser el niño que fui hace miles de años, desvalido, ingenuo y con las mismas sensaciones en la piel y la misma forma de ver la vida como el pequeño niño que fui antes. Hace tanto tiempo.

Y también he percibido que soy el adolescente de hace varias décadas, con todos los sueños, las ilusiones y las creencias de aquel entonces.

¿Cómo se dejan atrás la niñez y la adolescencia, y sigue uno de largo con la vida, y se convierte en adulto, en el adulto que es, y deja de ser quien fue, y de sentir lo que sintió, y de pensar lo que pensó, y de esperar todo eso?

¿Cómo corta uno el cordón umbilical con ese ser primigenio que nos dio origen? No lo sé.

Por eso sigo llevando conmigo a esas dos criaturas que me precedieron; y por eso no crezco del todo.

Soy muchos yo, y, a veces, no sé qué hacer con esos múltiples “yoes”.

Me pongo a cantar la canción que escucho y vuelvo a descubrirme atemporal, como el yo enamorado de siempre. No cabe duda.

¿Qué le vamos a hacer?

domingo, 28 de noviembre de 2010

La fiesta del deshoje


El viento empezó a soplar a media tarde. Era un viento del Norte, fuerte, de esos que ululan en los resquicios de las puertas y ventanas, haciendo alarde de poder.

Lo esperábamos. Ahora lleva un pregón mediático que lo anuncia desde antes. Amaneció caliente y sofocante, con temperaturas muy desubicadas para la fecha.

En la calle me di cuenta de que los árboles ya están listos para la fiesta del deshoje. Las hojas macilentas se sostienen apenas de un dedito y ya no dan para más; algunas de ellas están ya en el suelo por el solo efecto de la gravedad.

Algunos árboles lucen amarillos y totalmente desahuciados, como dice la canción: “Flacos, ojerosos, cansados y sin ilusiones”.

La semana ha sido complicada. Montones de pequeños detalles convertidos en problemas se me echaron encima; pero ahí voy, con ellos a cuestas.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Plenilunio, saudade y morriña


La luna ha estado maravillosa, tanto que parece octubrina. Es enorme, con una luminosidad tan intensa que hace a la noche lucir muy clara.

Hoy ha sido un día de sensaciones. Será por la música que hoy suena más bonita y me dice más cosas.

O tal vez porque los músicos del cielo celebraron en grande recientemente.

Yo fui de la paz más hermosa hasta la nostalgia más llena de saudade; ésa que te envuelve en una morriña densa y pesada…

Hasta otro día.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Los regímenes autoritarios


Tengo conmigo el Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, de Maurice Joly. Lo leí hace algunos años durante unas vacaciones navideñas, en un ranchito de nombre Quililla, municipio de Guachinango, Jalisco, de donde soy originario.


Vale la pena releerlo y tomar algunas ideas centrales del panfleto que Joly escribió contra Napoleón III, a fin de entender parte de lo que estamos viviendo en el campo de la política mexicana.


Ahí podemos encontrar una buena dosis de teoría política y un dato central y relevante, escalofriante por cierto: es muy fácil convertir las instituciones democráticas en regímenes autoritarios al cien por ciento, sin necesidad de eliminar la Constitución, y, lo que es peor, con el apoyo generoso y apabullante del pueblo.


Sigue siendo, pues, un libro vigente a pesar de haber sido escrito allá por el año de 1864.
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Esta tarde, repentinamente me cayó encima una pesada melancolía al pensar en cosas tan simples como ésa de que las gentes que vivían en Guachinango en 1800 son las mismas que se agitan allí abajo, en mi amado pueblo, a mis pies, en este pedacito de México cuyo aliento, junto con el de las cosas y los animales, exhala un olor de vida renovada.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Burocracia, insomnio y decepción


Me acosté a las 2 de la mañana. Muy tarde, por cierto. No pude encontrarle un lugar en SAMU a paciente que tengo en el Asilo de Ancianos con cáncer colónico terminal. Existe una burocracia inmensa en nuestras intituciones de salud. El teléfono del Instituto Jalisciense de Cancerología nunca lo levantaron. Mi paciente está muriendo. A ver si más tarde corremos con suerte.


A las 5 am me enviaron de la presidencia municipal a una parturienta con trabajo de parto inicial. Y todo porque la pasante del Centro de Salud no atiende por la noche. No entiendo, no entendemos los habitantes de Tenamaxtlán cómo y por qué se le permitió a esta pasante vivir en un departamento, fuera del Centro de Salud. Tampoco entendemos por qué desconecta su celular. Nunca está cuando hay emergencias nocturnas.


Los pacientes llegan conmigo de mal humor porque pierden tiempo importante en su búsqueda fallida, y se cansan de andar de un lugar a otro. Me parece que esto no tendrá solución hasta que llegue otro pasante; ojalá que el próximo sí cuente con sentido común y vocación de servicio. Y que viva donde debe de vivir su año de servicio social. Todos los que fuimos pasantes vivimos ahí, y nunca negamos el servicio a nadie. Terrible la realidad que estamos viviendo. Y ninguna autoridad puede resolver este conflicto que daña a nuestra gente más humilde y más pobre.Le di su pase a la paciente parturienta. Por fortuna sólo traía 2 cms de dilatación y las contracciones no eran tan frecuentes ni tan intensas. La fue a llevar Chabelo al Hospital Regional de Cocula en la ambulancia municipal. Se me fue el sueño.

domingo, 2 de mayo de 2010

Una red social me regaló alegría infinita




Las redes sociales están revolucionando el mundo de la comunicación, en general. Por medio de ellas tenemos la posibilidad de interactuar con otros seres humanos aunque no los conozcamos. Las redes sociales son abiertas y crecen y se edifican sólo con lo que cada uno de los participantes aporta todos los días. Cada persona que va llegando pone su granito de arena y, de alguna forma, va transformando al grupo preexistente en un nuevo producto. La red social ya no es la misma cuando un miembro dice adiós. Algo cambia.

Yo estoy usando Facebook para interactuar con mis alumnos de la preparatoria de este lugar. Tengo un sitio especial para esta interrelación. Los resultados han sido asombrosos. Veo que los logros van más allá de lo que alcanzábamos hace años. Ahora, los chicos investigan, aprenden de otros, se comunican y toman decisiones más comprometidas con su propio aprendizaje, y lo hacen con mucho entusiasmo.

Pero independientemente de los logros académicos, las redes sociales nos dan otro tipo de sorpresas. Me acaba de suceder algo fuera de serie y quiero compartirlo con ustedes, amigos.

Tenía yo mucho tiempo buscando a dos amigas que fueron mis alumnas en la Preparatoria no.5 de la Universidad de Guadalajara hace alrededor de 30 años. Sus nombres: Marianela Herrero Orozco y Ana Rosa Rocha Islas. Fuimos entonces amigos inseparables. Vivimos aventuras increíbles. Una de ellas fue el viaje que realizamos a La Estancia de los López, Nayarit, en el municipio de Amatlán de Cañas, terruño de la mamá de Ana Rosa, allá por 1980. Mis amigas y yo vivíamos entonces en Guadalajara.

Inolvidables, por cierto, la ida y el retorno. Este último lo realizamos en un vehículo destartalado, muy de mañana, sin vidrios, casi sin llantas. Hacía un frío terrible y devastador. La tierra de la brecha se metía y casi nos ahogaba. Una hermana de Marianela, compañera de viaje, padecía, entonces, de asma bronquial. No portábamos ni cobijas, ni siquiera una chamarra, nada para cubrirnos del frío, del aire, y más tarde, ni del sol. Nos apretujábamos en el asiento posterior Marianela y Constanza (hermana de Marianela, veterinaria que vive ahora en Playas del Carmen) y yo. Ana Rosa se quedó en La Estancia. Casi morimos de hipotermia.

Muchas aventuras vivimos juntos en aquel entonces, mis amigas y yo.

Yo no recordaba el nombre de Marianela.

Nunca di con los apellidos Rocha Islas de Ana Rosa, ni en Google ni en Facebook.

Antier encontré a Tatiana Herrero Orozco en Facebook. (Ahora sé que es hermana de Marianela). Me fui a sus contactos y los revisé todos, de uno en uno. Vi una foto que me llamó la atención: Marianela Herrero Orozco. Me fui a su página. Me impresionó su parecido con mi amiga, que en aquella época de preparatoriana tendría unos 17 años. Le dejé un recadito, previa disculpa y mención de Ana Rosa Rocha Islas. Más tarde abrí mi Facebook y ahí encontré una emotiva respuesta de Marianela, por cierto, título de una novela de Benito Pérez Galdós. Indescriptible mi sentir; no hay palabras para describir la alegría que me produjo tal encuentro.

Ahora, ya nos hemos saludado por teléfono Marianela y yo. Ana Rosa me envió mensajes a mi celular. Hemos recordado y compartido vivencias de entonces y de hoy. Y es casi seguro que muy pronto nos veamos en Colima, lugar donde ambas viven su vida, de manera independiente.

Una red social, en este caso, me hizo el milagro.

Un abrazo para mis amigas inolvidables. Grandes alumnas, por cierto.

Hasta la próxima.

martes, 27 de abril de 2010

ME DIO UN INFARTO


El pasado sábado 4 de abril hice un viaje desde Tenamaxtlán a Guachinango (Jalisco), en cuatrimoto, a través de la sierra. Me fui solo. No conocía el camino y viví varias experiencias fuera de serie. Me perdí en la sierra y no llevaba conmigo mi localizador. La soledad en medio de un bosque hermético y nutrido fue terrible. Tuve miedo y experimenté un estrés terrible cuando muchas veces no sabía qué ruta seguir. Miles de caminos y veredas.


Finalmente, no sé ni cómo llegué a Guachinango. Cuando estaba cenando, en compañía de mis hermanos y mis padres, experimenté una sensación de cansancio, de asfixia y un poco de dolor precordial. Me fui a la cama y me dormí, no sé a qué horas de la noche. Desperté sin síntomas. Muy descansado y muy feliz.


Después de desayunar, mis hermanos Raúl, Mario y yo, tomamos las motos y nos fuimos al Cerro de La Catarina. Ascendimos hasta La Cruz. Desde ahí contemplamos nuestro pueblo. Guachinango es hermoso, bellísimo. Tomamos fotos y películas, dialogamos, disfrutamos el olor de los ocotes y de los robles, soñamos, recordamos tantas cosas. Bajamos a comer y todo era alegría y tranquilidad.


Dejé mi moto en Guachi. Mi hermano Raúl me trajo a Tenamaxtlán. Tenía pacientes esperando. Terminé mi consulta y me fui a la cama. A los quince minutos de recostarme presenté los mismos síntomas de la noche anterior. El dolor de pecho ahora era más acentuado. Me hice una oximetría y me descubrí una oxigenación de 98, una frecuencia cardíaca de 30 latidos por minuto. El bajo gasto era evidente. Un paro cardíaco estaba por aproximarse. Me apliqué oxígeno con puntas nasales a razón de 5 litros por minuto, me inyecté atropina en el vientre para subir la frecuencia cardíaca, pedí que me inyectaran ketoralaco intravenoso para mi dolor de pecho. No mejoraron mis síntomas.


Llamé a Chabelo, paramédico y chofer de la ambulancia municipal. Llegó en cuestión de cinco minutos. Le dije que me sentía muy mal. Me llevó al Centro Médico de Occidente (CMO) del IMSS, después de pasar por las clínicas de Tecolotlán y de Villa Corona. En el CMO me diagnosticaron infarto al miocardio. Me llevaron a coronarias. Ahí me colocaron un marcapaso y un catéter central a través del cual me introducían mis medicamentos, entre ellos, la Dobutamina para subir mi presión.


A las dos horas de que me colocaron el marcapaso se revirtió mi hipotensión, mejoró mi estado general. Duré en Coronarias ocho días. Luego, después de retirarme el marcapaso me enviaron al piso sexto. Mi cama fue la 661. En ese piso empecé a caminar. Media hora al día.


El catéter central se infectó. Me lo retiraron. Luego vino la prueba de esfuerzo. Por fortuna salió negativa. Me siguieron aplicando antibióticos, sintomáticos y los medicamentos post-infarto que no podían faltar. El día 22 de abril, aniversario de las explosiones de Guadalajara, me dieron de alta.

Regresaré al CMO el día 13 de julio para práctica de ecocardiograma. De ahí dependerá si me hacen cateterismo femoral, me ponen stents o me programan para cirugía a corazón abierto. Agradezco de todo corazón infartado a todas las personas que oraron por mí. No hallo cómo agradecer a tantas amistades que tuvieron mucho que ver en mi sanación. Gracias, gracias, gracias.


Felipe

jueves, 1 de abril de 2010

El Padre Marcial Maciel Degollado


A continuación leerás un artículo que encontré en la revista Proceso del día de hoy 1 de abril del 2010.
Autor: Rodrigo Vera.
Es un poco extenso, pero muy valioso. Nos da una idea muy objetiva sobre este sacerdote pederasta del que tanto se ha venido hablando en los últimos días. Saludos.
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Pese a la revuelta cristera y al “absolutismo religioso” en el que transcurrió su niñez, Marcial Maciel fue un niño perverso que con los años, bajo la protección de la jerarquía eclesiástica, se convertiría en el “pederasta impune más connotado del mundo católico”, quien hizo del sexo el “artefacto multifuncional” que le serviría para “recaudar dinero y lograr el poder”, escribe Alejandro Espinosa Alcalá, sobrino del fundador de Los Legionarios de Cristo y autor del libro El ilusionista Marcial Maciel.
La profesión sacerdotal fue la única vía que encontró Marcial Maciel para mantener impunes sus perversiones sexuales, que empezaron a manifestarse desde que era un mozalbete y aún vivía en su natal Cotija, Michoacán, donde le decían “la niña bonita” por sus finos rasgos y sus escarceos sexuales con compañeros de juego, animales y rudos campesinos de la región.

El pasado viernes 26 de marzo, los Legionarios de Cristo por fin reconocieron de manera oficial que el fundador de esta congregación abusó sexualmente de seminaristas. Mediante un comunicado, también aceptaron que Maciel tuvo una hija con una mujer y otros dos varones con otra, y piden perdón a “todos los que han sido perjudicados, heridos o escandalizados por su reprobable actuación”.

Autor del libro El ilusionista Marcial Maciel. Biografía no autorizada, Alejandro Espinosa Alcalá, sobrino y víctima del controvertido fundador de los Legionarios de Cristo, señala que su obra se apoya en testimonios que durante años recogió del propio Maciel y de sus allegados.
Relata: “Durante 13 años –de 1950 a 1962–, Maciel solía contarme pasajes de su vida con la intención de que yo escribiera su biografía. Él quería convertirme en una especie de evangelista suyo. Pero muy lejos de la santidad que quería aparentar, me di cuenta de que fue un gran embaucador durante toda su vida, como esos ilusionistas que hacen ver visiones irreales. Por eso le puse a mi libro El ilusionista, creo que es el término que mejor lo define.”

–Su libro revela una etapa hasta hoy desconocida de Maciel; su infancia y primera juventud –plantea el reportero.

–Efectivamente. Él siempre ocultó la etapa de su infancia. Sin embargo, llegó a revelarme algunas anécdotas de ella, que yo complementé con otros testimonios de quienes lo conocieron en esa época. Todos aseguran que Maciel era un enfant terrible por sus perversiones sexuales.

“Para mi investigación, tuve además la ventaja de que fui sobrino suyo. El padre de Marcial, don Francisco Maciel, era hermano de mi abuela paterna, doña Trinidad Maciel. También crecimos en la misma zona de Michoacán: Marcial en Cotija y yo en Chavinda.”

Autor del libro El Legionario –donde relata los abusos sexuales a los que lo sometía Maciel, reseñado en el número 1373 de Proceso–, Alejandro Espinosa enfatiza que en su nuevo libro hace una amplia narración sobre cómo se fue gestando, desde la infancia, la “megalomanía” y la “desmesurada compulsión sexual” del fundador de los Legionarios de Cristo.

Hijo del comerciante Francisco Maciel y de Maura Degollado –actualmente en proceso de canonización–, Marcial Maciel Degollado nació en Cotija el 10 de marzo de 1920, y desde niño –se indica en el libro– empezaron a manifestarse sus enfermizas tendencias sexuales.
Detalla el autor en El ilusionista:

“Desde los cinco años comenzaron a motearlo de loquito, debido a cierto exotismo de conducta; persistió el apodo aunque había otros aludiendo a su marcada femineidad y a la inclinación sesgada hacia los niños. La niña bonita lo llamaban, persistiendo con mayor frecuencia el de El loco Marcial... sus instintos le acarreaban palizas de su padre y tamborizas de su hermano mayor, Pancho, cuando era sorprendido.

“Don Pancho lo pescó repetidas veces en juegos sexuales con niños, por lo que menudearon las ‘mondas’; era una deshonra familiar tener un hijo homosexual, peor que una hija prostituta. Sus innumerables aventuras eran calificadas como ‘pecado mortal’… Décadas adelante tendría eructos de esos hartazgos de sexo en confidencias a sus íntimos mientras duraba el efecto de la morfina.”

Para corregir a su hijo, don Pancho lo sometía a duras faenas de campo, que el chico astutamente evadía:

“Antes de alcanzar los nueve años, su padre lo había llevado a trabajar a Poca Sangre, la finca familiar de unas cuantas hectáreas; lo dejó bajo la supervisión del empleado. Pronto se agotó desyerbando, arrancando con las manos yerbajos que crecían junto a las plantas de frijol. Era necesario inclinar la espalda e hincar las uñas para arrancar la maleza sin dañar las plantitas. Ya que el empleado no podía someterlo a rendir como su padre quería, se dedicó a sombrear bajo un mezquite.

“Pestañeaba bucólico cuando advirtió el rebaño; pastaban cerca unos cuantos chivos y se le ocurrió la travesura. Se acercó a los caprinos acariciándolos. Súbitamente apresó a una tierna hembra por la panza y comenzó a forcejear para fornicarla. La lucha duró poco; fácilmente la rindió y, entre carcajadas del empleado y su propio solaz, la dejó libre cuando lo invadió un cosquilleó de orinar, aún no eyaculaba.

“Al día siguiente contaba a otros niños su increíble hazaña; algunos no le creían, otros que ya lo habían visto, lo celebraban. Esto le daba preponderancia entre sus coetáneos y le retribuía estatus en la pandilla por sus proezas… disponiéndolo ente los mocosos a juegos sexuales intercambiables por trompos, yoyos, canicas y cuanto tesoro trajera encima.”

El niño Maciel retaba a sus compañeros de travesuras a que lo fornicaran. “Métemela tú”, decía escogiendo a uno “mientras se bajaba el pantalón”. Esos atrevimientos dejaban atónitos a los niños. “Tanta audacia arredraba a cualquiera y aun a mozalbetes de más edad que no se atrevían a fornicarlo cuando les mostraba el trasero”.

Marcial amplió su campo de acción con los peones de Poca Sangre y con otros labriegos de la comarca, quienes gustosos aceptaban las propuestas sexuales del rubio y atildado chamaquito.

Muy pronto la conducta incorregible de Marcial causó escándalo en Cotija y le dio fama de perverso, para vergüenza de su devota familia en la que había monjas y “varones de Iglesia”, entre ellos dos obispos: Rafael Guízar y Valencia, obispo de Veracruz, y su hermano Antonio, obispo de Chihuahua.

“La repetición de esa conducta sorprendida por su padre y hermanos en lugares más discretos, como el barrio de La Rinconada, prestigiaron al precoz niño como virtuoso en avatares de sexo antes de cumplir 10 años… una determinación que no quebrantaron ni el temor de la condenación eterna ni los castigos familiares.”

Sólo su madre lo protegía, sufriendo calladamente la deshonra. “Se compungía doña Maura, es cuanto podía hacer, y llorar la desventura de su niño”.

En una ocasión –se cuenta en el libro–, Marcial encontró una “calavera completa entre las hierbas” del cementerio. Tomó el cráneo y lo cubrió con hojas. Luego mostraba la calavera a sus compañeros asustados y les decía: “Tengo pacto con el más allá. Puedo hacer que esta calaca vaya a ahorcar de noche a los que se burlan de mí”. Hizo correr la versión entre los ingenuos chamacos de que tenía “pacto con el Diablo”, a fin de someterlos a sus caprichos.

El niño se había dado cuenta de que “el temor desarma”, dejando “inerme” la voluntad de sus compañeros. Con el tiempo fue explotando “los beneficios de su descubrimiento”. Sus dotes de “ilusionista” comenzaban a aflorar.
Mientras tanto, un entorno de “absolutismo religioso” marcaba la vida de los cotijenses. “El pueblo no tenía más pasatiempo que las celebraciones cíclicas de la religión: misa, rosario, comunión, prédicas, villancicos en la iglesia, canto de letanías…, siendo el cura el rector de almas y censor de la conducta social”.

A muy temprana edad, según esta biografía, Marcial reparó en las ventajas que gozaban los miembros de la casta sacerdotal: “La cercanía de varios obispos en la familia, curas, monjas, le habían iluminado; todo mundo los respetaba, vivían como príncipes con las limosnas de los feligreses, y tenían verdaderos palacios sin sudar la gota gorda arando la tierra”. Había encontrado su vocación:

“¡Vivir del prójimo! ¡Vivir de limosnas!”. Entonces empezó a ufanarse ante sus compañeros:

“¡Que suden los pendejos! Yo llevaré vida de obispo”, decía, harto de las asperezas del campo. De esta manera –prosigue el libro– la “vocación clerical se perfilaba como único cauce para complacer dos instintos: pederastia y holgazanería”.

En 1936, cuando tenía 16 años y aún “no había terminado la instrucción primaria”, Marcial Maciel comenzó a fantasear con la idea de dirigir a un grupo de bellos religiosos ojiazules, un verdadero harén de efebos dispuestos a servirlo. Pero antes tenía que salir de Cotija, entrar al seminario, realizar los estudios que tanto le disgustaban.

Tras “mucho cavilar” encontró la solución: utilizaría la “influencia de su parentela”… su “carisma sexual”… fingiría “que oía voces del Espíritu Santo instándolo a fundar un grupo de misioneros”. Y comunicó a sus padres su decisión de entrar a un seminario.

“Doña Maura lo tomó con suspicacia, conociendo su historia (ella aseguró en Roma, en 1956, que al principio no le creyó)… Sobre la sorpresa de su madre, que a decir verdad no le desagradaba la idea del seminario, estaba la autoridad paterna, enemiga de beaterías y más de gastar sus escasos dineros en el hijo para que se hiciera cura”.

Repetía don Francisco: “Yo no doy un centavo. Lo que quiere es zafarse del trabajo”.
Pero fueron dos devotos hermanos de éste, don Ventura y doña Josefa Maciel, quienes decidieron apoyar económicamente al sobrino para que saliera a estudiar a la Ciudad de México.

Durante la guerra cristera, la tía Josefa “había ocultado curas en su casa”, donde celebraban a escondidas misas, bodas y bautizos. Ansiaba tener un sacerdote más en la familia y le hizo una “aportación generosa” a Marcial, quien comenzó a saborear lo que sería otro gran éxito de su vida: “limosnear”. Un hallazgo que “ordeñó” siempre y que lo convertiría en “el principal limosnero de la cristiandad”.

“En menos de un año –prosigue la biografía de Marcial Maciel– estuvo listo para emprender la aventura, a sus sobrados 16, con un capital para financiarse dos años viviendo en seminarios y la inestimable sabiduría adquirida… si había tenido tanto éxito en puebluchos pobres, cuanto más tendría en la capital mexicana, visitando gente distinguida de la más alta sociedad.”

En 1937, Marcial deja Cotija y viaja a la Ciudad de México, donde, en ese tiempo de persecución religiosa, vivía refugiado su tío abuelo Rafael Guízar y Valencia, obispo de Veracruz, quien dirigía en la capital el seminario de su diócesis. Marcial le pidió que lo aceptara en éste y para halagarlo le comentó que cuando se arrodillaba a rezar frente al Santísimo solía tener “revelaciones divinas”, por lo que su vocación era el sacerdocio.

El obispo se alegró y le contestó al sobrino: “Aquí podrás cumplir con el llamado del Señor, aunque debes aprender esfuerzo y sacrificio”.

Ya para entonces el tío tenía fama de lograr “raptos místicos” que lo hacían levitar, atributos que lo llevaron a la santidad durante el actual pontificado de Benedicto XVI.

Marcial solía contar con ironía que él mismo había visto levitar al tío, “trepado con todo y reclinatorio hasta el tapanco”. Lo cierto es que el sagaz Marcial le aprendió al obispo esos trucos de “ilusionismo” y los incorporó a su repertorio.

Pero al poco tiempo de estar en ese seminario clandestino –ubicado en Mixcoac–, Marcial mostró su pereza para el estudio y su afición por los jóvenes seminaristas. “A dos meses de su ingreso, se reveló indolente, sin espíritu de trabajo para el estudio ni para el esfuerzo físico, enajenado y enredado en afectos con grupitos de compañeros”. Y empezó a tener “amistades particulares” –como se le llama al homosexualismo en los seminarios–. Se ganó el mote de La Monja.

El obispo Guízar y Valencia “observó con cuidado” el sospechoso grupo que había formado su sobrino. Comenzó a llamar a uno por uno de sus integrantes para interrogarlos. Entre ellos estaba Julio Campos, “un joven despierto y de buena presencia”, y el también cotijense Rogelio Orozco, actual sacerdote en la diócesis de Cuernavaca.

El obispo interrogó también a Marcial y le dijo: “Pecas contra la castidad con tus amigos. Esa tendencia es inaceptable”. Maciel le contestó: “Nos reunimos para practicar la devoción al Sagrado Corazón”. También argumentaba: “Quiero formar un grupo de misioneros”.

No cejaba en su propósito de “formar su propio grupo donde pudiera dar órdenes, infundirles carácter y, por sobre todo, crear su fuente de ingresos”, escribe Espinosa Alcalá.

Pero el obispo decidió finalmente “separar la manzana podrida antes de que pudriera a las otras” y expulsó al sobrino de su seminario, en medio de una acalorada discusión con él. Para quitarle el enojo, el mismo Marcial le preparó al obispo un té, que éste bebió en la cama… y amaneció muerto. Persisten las sospechas de que Marcial lo envenenó.

En 1938, el joven consigue entrar al seminario de Montezuma, manejado por los jesuitas. Al año siguiente también lo expulsaron de ahí por la corrupción que provocó. Ningún otro seminario volvió a darle cabida. Marcial Maciel–se relata en el libro– tuvo que seducir sexualmente al obispo de Cuernavaca, Francisco González Arias, para que lo ordenara sacerdote sin haber concluido sus estudios de seminarista.

En la década de los cuarenta y mediante varias artimañas, siendo apenas un veinteañero, Marcial funda y consigue la aprobación del Vaticano para su “secta religiosa”: Los Legionarios de Cristo.

El ilusionista, de 250 páginas, sigue narrando de esa manera los actos de pederastia y drogadicción de Marcial Maciel, los sobornos que daba a los altos jerarcas del Vaticano, su admiración por Hitler y el nazismo, cómo seducía a viudas acaudaladas para esquilmarlas, la impunidad que le daba la protección papal...

Este “embaucador con disfraz de santo” –que hizo de la mentira su “obra de arte” y logró “hipnotizar” al mundo católico– había materializado así sus desquiciados sueños infantiles.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Paulette


Despertamos esta mañana con la noticia de que apareció Paulette. Estaba muerta, debajo de su cama, dentro de una bolsa de plástico. No se conocen aún los informes del médico forense. En este momento un grupo de peritos trata de establecer cómo murió la pequeña.


No puedo entender cómo y por qué propiciaron tanto circo mediático los padres de la niña.


Todos sospechamos desde un principio que algo oscuro y siniestro se estaba desarrollando ahí, en el seno familiar. Unos padres que demostraron tanta frialdad ante la pérdida de su menor hija, siempre me parecieron ser piezas claves para el esclarecimieto de este terrible crimen. Sobre todo, la madre, sospechosa número uno.

Ahora sólo falta que las autoridades nos proporcionen más información para cerrar el círculo.


Terrible. Duele saber que una pequeña inocente y discapacitada haya terminado su vida por culpa de sus padres. No encuentro palabras para externar mi coraje y mi dolor.

domingo, 28 de febrero de 2010

Murió Carlos Montemayor.




Murió hoy, a los 62 años de edad, Carlos Montemayor, oriundo de Parral, Chihuahua.

Un cáncer de estómago, detectado hace cuatro meses, cegó su fructífera vida.

Fue miembro destacado de la Academia Mexicana de la Lengua, de la Real Academia Española y de la Asociación de Escritores en Lenguas Indígenas.

No sé dónde aprendió tantas cosas este mexicano ilustre. Dominaba el francés, el inglés, el italiano, el griego clásico y el latín.

Fue un incansable luchador social, sobre todo, a favor de los tarahumaras y otros grupos indígenas.

Carlos fue también un prolífico escritor, académico, traductor y cantante de ópera. Todo un estuche de monerías que se caracterizó por su amor a los más humildes y desprotegidos.

Descanse en Paz.
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Por otra parte, es terrible la situación que se vive en Chile por el terremoto de la madrugada de ayer que fue de 8.8 grados en la escala de Richter. Van cerca de 900 muertos contabilizados, y miles de heridos. El pueblo chileno está viviendo una catástrofe inenarrable. Ayer se presentaron 60 réplicas. Algo está pasando debajo de la tierra.

Hasta la próxima.

viernes, 12 de febrero de 2010

Fernando Gómez Montt


El miércoles pasado, Fernando Gómez Montt, Secretario de Gobernación, renunció al PAN, su partido político de toda la vida. Ello parece indicar que el origen de tal decisión nació de las discusiones que se han venido ventilando entre dirigentes de PAN y PRD para instaurar alianzas a fin de competir contra el PRI en las próximas elecciones para gobernadores que se llevarán a cabo este año.


Y no es para menos. Me parece que Gómez Montt actuó con dignidad, coherencia y coraje. ¿Cómo aplaudir alianzas tan absurdas, a sabiendas que entre ambas instituciones políticas existen tan profundos abismos ideológicos? ¿Se trata de llegar al poder por el poder, pasando por encima de principios y definiciones que han sido la columna vertebral y la esencia de un partido político?


Gómez Montt se ha venido manifestado en contra de las alianzas por considerar que éstas afectarían las relaciones con el PRI, cuyo apoyo es fundamental para que el Gobierno logre la aprobación de futuras reformas en el Congreso, según varios analistas mexicanos.

Se espera que Gómez Montt dimita de su cargo en los próximos días. Se ha desatado en su contra una verdadera guerra sucia, de parte de tirios y troyanos, en momentos en que el país necesita más cohesión y organización para superar la crisis económica y de inseguridad que prevalecen en el país.


Por lo pronto, me queda claro que el divorcio de Gómez Montt de su partido el PAN es un divorcio de la propia política del presidente de la República.

Al tiempo.

miércoles, 3 de febrero de 2010

No deja de llover


No deja de llover. Ya son más de tres días de lluvia pertinaz. Por fortuna es una lluvia rítmica, monótona, casi silente; sin rayos y sin viento. Los días transcurren sin sol, sin gente en las calles, casi sin actividad. Hace un frío terrible. Mis manos y mis pies están helados. Me duele la espalda. Por las calles corre el agua, agua abundante.

Curiosamente, no hay niños jugando con sus barcos de papel. Hacía muchos años que no se veía esto por acá. No estamos acostumbrados a que esto suceda. Mi madre me dice que así es la vida en Oregon durante seis o siete meses del año. Mucha gente de ese Estado norteamericano padece depresión crónica por vivir inmersa en días grises, fríos y lluviosos.

Este acontecimiento me hizo recordar el Fenómeno del Niño. Sandy tenía 5 años entonces. Estuvo lloviendo día y noche, muchos días, muchos… Al igual que hoy, en aquella ocasión hizo frío pero acompañado de ráfagas de viento; cayeron árboles, las carreteras quedaron destruidas y se paralizó casi todo el quehacer de nuestro pueblo.

Estuve en Guachinango el sábado y el domingo. Allá también llovió. La fiesta del pueblo me pareció diferente en esta ocasión: menos gente, menos dinero, menos música. Subí a La Catarina a ver mi pueblo desde la distancia. Mi corazón latió fuertemente cuando despertaron los recuerdos. ¡Qué olor tan agradable se respira allá arriba¡ ¡Qué dicha tener una montaña pegadita a nuestras casas¡

Ayer empecé a dar clases de Filosofía III con los muchachos de la prepa de Atengo. Les presenté el programa y les dejé de tarea un ensayo sobre La Eutanasia en el Enfermo Terminal. Mañana entregarán su trabajo. A ver cómo piensan y afrontan esta problemática de la Bioética, tema central y muy comentado en la actualidad.

No puedo dejar de pensar en la violencia que vivimos en todo el país. Hubo una masacre de casi veinte jovencitos hace apenas cuatro días en Ciudad Juárez. La guerra del gobierno contra el narco no conducirá a nada. Jamás. Está visto. Mueren cada día muchos inocentes, y seguirán muriendo. La solución está en la educación, en los libros, en los valores familiares, en el empleo bien remunerado. Por desgracia, el presupuesto para la educación y la investigación en México bajó rotundamente. El futuro de un pueblo ignorante será siempre la anarquía, la violencia, el hambre, la injusticia y el dolor.

Y este frío que no se quita…

martes, 12 de enero de 2010

Tragedia en Haití.


Un sismo de 7.3 grados en la escala de Richter sacudió hoy a Puerto Príncipe, capital de Haití, el país más pobre del continente americano. Todavía no existen datos confiables sobre la magnitud de la catástrofe, pero informes preliminares dicen que la ciudad ha quedado en ruinas, y hay muchos muertos, heridos y desaparecidos.


Dolor sobre dolor.


Este terrible fenómeno me llevó a recordar aquel 19 de septiembre de 1985, cuando alrededor de las 7:00 am acaeció un terremoto de iguales proporciones en la ciudad de México, y que sentimos también en Guadalajara. Yo salía de guardia, del servicio de Ginecobstetricia, en el Hospital General de Zona No. 89, IMSS. El movimiento telúrico fue ondulatorio. Me encontraba en el sexto piso. Experiencia inolvidable que aparece de vez en cuando en mis pesadillas.


Perdí a varios compañeros que se habían ido a hacer una rotación al DF. ¡Cuánto dolor!


Ojalá nuestro gobierno atienda generosamente a este pueblo que sufre lo indecible.

domingo, 10 de enero de 2010

Muy pronto, a clases.


Muy pronto regresaremos a clases. Aún no sé si seguiré interactuando con mis alumnos en Facebook.


Muchos amigos me hablan cosas extraordinarias de Twitter. Me di de alta ahí pero descubri que dicha red social no llena mis aspiraciones. Me parece que no ofrece suficiente espacio para escribir, debatir y externar juicios de valor.


Seguiré buscando alternativas. Por lo pronto estoy disfrutando un libro que me regaló Anay: La Casa azul de Coyoacán. Es un libro escrito en prosa exquisita. Ahí descubro pasajes interesantes del México de hace ocho décadas. Frida, Trotski y Rivera aparecen en el centro de un torbellino de pasiones e ideología de izquierda.
Gracias, Anay, por tu presente navideño.