lunes, 28 de septiembre de 2009

Una receta de cocina a mis alumnos de Psicología


Pedí a mis alumnos de la materia de psicología que subieran una receta de cocina, personal o familiar a la página de Facebook Preparatoria de Tenamaxtlán Psicología.


Casi todos cumplieron, sin embargo, algunos me preguntaron, por qué y para qué pedí una tarea tan extravagante y sin conexión aparente con la materia que les imparto. Intento contestar desde aquí a mis queridos amigos y alumnos.


Tengo mil razones para hacerlo. Sólo menciono algunas.

Suponiendo que ninguno de ustedes hizo trampa, ni copió y pegó como se estila aquí y allá, la receta me habla de una cosmovisión y una cultura particular de cada uno de ustedes, amigos. Me habla de sus gustos, de su capacidad para ordenar, seleccionar, analizar, armonizar y embellecer algo tan esencial como es la comida, el arte de la cocina. Me comunica también de estados socioeconómicos, medios geográficos en los que se desenvuelven, nivel de lenguaje y expresividad, capacidad para redactar, ortografía, apego a la tradición mexicana, etc.


No escribo más razones porque no terminaría de enumerarlas en el breve espacio que nos dan aquí.


Espero que comprendan, amigos, que redactar es una virtud que admiro mucho en mis alumnos. Cuiden lo más que puedan este gran valor intelectual. Lean y escriban mucho, y háganlo bien; gocen las palabras, investiguen sus significados y cuiden mucho la presentación de sus trabajos.


Algunas recetas fueron escritas con cuidado, bien pensadas y ordenadas. A otras les faltó más atención, entrega y amor.


Espero que mis amigos alumnos se superen y tengan más respeto por los que leemos lo que escriben. Y es que muy pronto estarán estudiando una carrera profesional, y, créanmelo, el que no corrige su redacción en la prepa, será un pobre diablo en la facultad a la que fuere, porque ya no habrá tiempo de enmendar viejos vicios. Los quiero mucho.

lunes, 21 de septiembre de 2009

SER MÉDICO ES FÁCIL


Con todo mi amor, dedico este poema a mis hijas
Sandra y Fabiola.
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Me pides, muchacho, aclare tus dudas
que como fantasmas, te acosan y apuran.
Seguro que esperas respuestas maduras
que alumbren a diario tus sombras oscuras.

Sé bien lo que quieres y ansío ayudarte,
porque esas dudas remozan mi sangre,
ya que fueron mías al recién graduarme;
algo, poco o mucho, tengo que brindarte.

La ruta es muy larga, casi inalcanzable;
es siempre exigencia permanente darse,
pensar en los otros, comprender, amarles,
sentir sus dolores, sufrir en su carne.

Ser timón y guía en cada percance:
responsable pleno de sus desenlaces.
Ser hermano, amigo, confesor o padre,
tumba de secretos que jamás violares.

Calmante de angustias, dolores o hambre,
curioso obsesivo que explora incesante
el cuerpo, la psiquis, el mundo o el aire,
sin renunciar nunca a beneficiarles.

Que el fin del balance no pueda acusarte,
que tu meta sea siempre un semejante:
sin nombre, sin cara, al que te entregaste
con toda tu ciencia, tu atención y tu arte.

Recibir por pago lo que no soñaste:
los ojos llorosos de una pobre madre,
que rogando al cielo pretende expresarse,
y lágrimas sólo tiene para darte.

Ya ves mi muchacho, no te me acobardes,
vocación ya tienes, completa el bagaje,
junta valentía, honradez, coraje,
y verás entonces: ser médico...es fácil.

Dr. Antonio Armando Lara

sábado, 19 de septiembre de 2009

Septiembre, ¿hay motivos para celebrar?


Año con año, cíclicamente, llega septiembre, el mes de la patria.

Otra vez los cohetomes, las luces artificiales, el Grito, las campanadas de Dolores, los festejos patrioteros multicolores (que paga Juan Pueblo), que más allá de servir de escaparate para el lucimiento del político en turno, no tienen mayor significado o trascendencia. Detrás de la fiesta conmemorativa está el fracaso histórico y la pobreza de un pueblo que a lo largo de su devenir no ha podido liberarse de las ataduras de la ignorancia y de la explotación de sus gobernantes.

Gabriel Zaid ha dicho atinadamente que el 16 de septiembre de 1810 y el 20 de noviembre de 1910 no son fechas gloriosas; por el contrario, son fechas que nos deben mover a la reflexión, y nos deben provocar vergüenza.

Por decir lo menos, del Grito de Dolores la horda de Hidalgo pasó a la carnicería de la Alhóndiga de Granaditas, un hecho que sobrepasa con mucho, los acontecimientos sangrientos que estamos viviendo en nuestro país en los últimos tiempos.

Cuando se celebraba el primer centenaro de la Independencia sobrevino la "Revolución mexicana", movimiento que muy pocos frutos ha rendido en la práctica para reinvindicar a los más pobres de entre los pobres. La Revolución sólo dejó exterminio, muerte, desolación y desamparo.

En un país con más de cincuena millones de mexicanos que viven en la extrema pobreza, en la inseguridad permanente, sin empleo, sin seguridad social, sin una vida digna y saludable; en un país inmerso en la corrupción más escalofriante y cínica jamás vista antes, no se puede hablar ni de independencia ni de revolución. Los favorecidos han sido unos cuantos. ¿Y lo demás qué?

Octavio Paz se expresó así: "La Revolución mexicana nos hizo salir de nosotros mismos y nos puso frente a la historia, planteándonos la necesidad de inventar nuestro futuro y nuestras instituciones. La Revolución ha muerto sin resolver nuestras contradicciones".

Y yo me pregunto: ¿tenemos algún motivo para celebrar?

Urge la reforma del Estado. Pero ya.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Dos maestras inolvidables


En la escuela parroquial del P. Peña, en Guachinango, Jalisco, tuve dos maestras que marcaron mi vida: Elena Cortés y Teresa López.

Con Elena Cortés, aprendí gramática española en quinto y sexto grado. El texto obligado era el libro de Emilio Marín. Todavía lo conservo como un tesoro.

La maestra en comento era buena para dar reglazos, pero mucho le agradezco que así haya sido. De alguna forma hizo que me enamorara de la palabra oral y escrita, de la conjugación de los verbos transitivos e intransitivos, regulares e irregulares.

Inolvidables son las lecturas de Nuevas Rosas de la Infancia, de María Enriqueta; igualmente Corazón, Diario de un Niño de Edmundo de Amicis (particularmente el cuento mensual De los Apeninos a los Andes).

Aprovecho este espacio para enviarle un saludo respetuoso y afectuoso a mi inolvidable maestra Elena, por su paciencia y entrega desinteresada a la docencia, en condiciones adversas, y supongo que sin retribución económica alguna. Simplemente por vocación. Ahora lo entiendo.

Teresa López fue mi profesora del segundo grado. Todos sus pequeños alumnos estábamos enamorados de ella. Era muy hermosa. Sabía contarnos cuentos. Nos dibujaba en el pizarrón cosas fantásticas que nos trasportaban a mundos imaginarios y recónditos. Con ella aprendimos las tablas de multiplicar, al derecho y al revés, hasta la del 12, en un tiempo relativamente corto. A mí me costó mucho trabajo aprender la del 7. Para las niñas el premio consistía en un dulce que llamábamos Tomy; a los niños nos daba un beso en la mejilla. (Cuando teníamos la suerte de ganarnos un beso no queríamos lavarnos la cara en semanas).

Va para mis dos inolvidables maestras Elena Cortés y Teresa López, donde quiera que se encuentren, un saludo cálido y afectuoso, lleno de gratitud.

Aprendí, entonces, que un maestro puede ser la clave para el futuro de los alumnos. Te puede contagiar de su sabiduría y de sus valores, o te puede vacunar contra la ciencia y el arte para siempre.

Todo depende de la suerte que corras.

martes, 8 de septiembre de 2009

El IMSS "in perículo mortis"



Agoniza el IMSS. No hay dinero para solventar las más apremiantes necesidades. Faltan medicamentos.Falta todo. La infraestructura envejece y se hace obsoleta. Hay médicos que atienden más de cuarenta pacientes en un turno de ocho horas. La calidad de los servicios de esta institución, otrora de fama internacional, ha caído de manera drástica en los últimos años.

Ahora el gobierno pretende utilizar 18 mil millones de los 147 mil 757.1 millones de pesos disponibles como reserva del propio instituto, dinero que se ha venido integrando desde 1997 con ahorros operativos, financieros, actuariales y de contingencias.


Detrás de este desajuste se encuentra la corrupción.
Los dirigentes sindicales del instituto sólo han visto por sus propios intereses. Los sueldos de los trabajadores del IMSS, sus prestaciones y demás prebendas, son francamente escandalosos.
Las jubilaciones son tema que debe ponerse en el centro de las discusiones, del análisis y de la solución del problema.


Otro detalle importante: los mismos trabajadores se han encargado de desmantelar al instituto. El robo hormiga de instrumental, aparatos y maquinaria es insultante y vergonzoso. Me tocó ver, cuando era yo interno de pregrado en la Clínica 46 de Guadalajara, cómo todos los días, médicos, enfermeras y personal del servicio, llenaban sus maletas con material de curación, suturas, instrumental médico-quirúrgico, textiles, etc. Del Centro Médico de Occidente desaparecían entonces, supongo que ahora también, aparatos de ultrasonido, equipos de Rayos X y toda una variedad de instrumentos carísimos que ni siquiera podría uno imaginarse. ¿Y cómo hacen los que se roban todo este material? Es obvio que todo está bajo control. En muchos hospitales privados circula material médico y medicamentos del IMSS. Las autoridades lo saben, y forman parte de esa mafia que sangra al país. "El que calla, otorga", dice el refrán.


Lo de las guarderías es un caso que ilustra la situación que aqueja al instituto. Son miles de millones los que se reparten entre unos cuantas personas allegadas al poder dizque porque protegen a los niños de las madres que tienen que trabajar para ganarse el pan de cada día.
Y los hechos están ahí.


Los trágicos acontecimients del pasado mes de junio acaecidos en la guardería ABC de Hermosillo destaparon parte de la cloaca; hasta el momento no se ha hecho justicia. Murieron 49 niños, y no ha pasado nada. El instituto agoniza porque sus directivos no han tenido vocación ni voluntad de cambiar las cosas. Este es el país del "no pasa nada".

Dentro de poco tiempo no habrá más atención, porque unos vivales se encargaron de destruir la institución que nació fuerte y con una consigna bien clara: cuidar y fomentar la salud de todos los mexicanos.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Ojalá


Canción escrita por Silvio Rodríguez

Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan

para que no las puedas convertir en cristal.


Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.


Ojalá que la luna pueda salir sin ti.


Ojalá que la tierra no te bese los pasos.

Ojalá se te acabe la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta.


Ojalá pase algo que te borre de pronto: una luz cegadora, un disparo de nieve.


Ojalá por lo menos que me lleve la muerte, para no verte tanto,

para no verte siempre, en todos los segundos, en todas las visiones.


Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.

Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda.


Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.


Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.


Ojalá que el deseo se vaya tras de ti, a tu viejo gobierno de difuntos y flores.


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Silvio Rodríguez hace de esta canción una verdadera poesía y un monumento a la música.


Qué difícil seguir el acompañamiento original de la guitarra y la voz.


Silvio hace renacer en mí los recuerdos de los amores fallidos.


Hoy fue día de reminiscencias y de sueños al revés.


Cae la lluvia silenciosa y acompasada. Frente a mí desfilan los ayeres cargados de dolor y de nostalgia.


Lo que no fue, no será.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Viridiana


Me llamó Viridiana, desde la ciudad de México. Estaba feliz, plena, no cabía dentro de sí misma.

Se hizo una prueba de embarazo y dio POSITIVO. También yo me llené de júbilo inconmensurable.

Faltan muchos días con sus noches para llegar a término feliz. Espero que para el día 22 de abril del 2010 nazca de Viridiana una bella criatura, sin mayor complicación.

Viridiana nació antes de tiempo. Tuvimos que inyectar a su joven madre, Nina, medicamentos para incrementar la madurez pulmonar de la niña que aún se encontraba en el vientre materno.

Nació. Parecía un ratoncito. Era pequeña como corresponde a un producto sietemesino. Bien podía haber cabido en una caja de zapatos.

Luego presentó dificultad respiratoria y otras complicaciones que nos hicieron pensar lo peor.

Pedí a la enfermera que me trajera un poco de agua, y la bauticé: "Viridiana, yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén".

Sobrevinieron luego larguísimos dias, semanas, en la incubadora del Sanatorio Bernardette de Guadalajara, Jal. Sus padres, Alfredo y Nina, eran casi unos niños y estaban asustados, y con el mundo de la incertidumbre pendiendo sobre sus cabezas, como la espada de Damocles.

Y se hizo el milagro. Y corrieron los años.

Viridiana se graduó con las más altas calificaciones en la Unversidad. Brillante. Summa cum laude.

Buena hija. Mejor ser humano.

Luego de casarse se instaló en el DF donde ocupa un puesto muy importante en una compañía de seguros.

Bendiciones para mi sobrina Viridiana. Y que su embarazo signifique siempre una fiesta constante.
Y que el parto sea eutócico, con un Apgar de 10 y un Silverman de O.
NOTA: Foto tomada en el cumpleaños no. 4 de mi hija Sandra, en la Casa de los Espantos, 2 de bril de 1989. Viridiana es la segunda de izquierda a derecha. La primera es Sandra, la tercera es mi hija Fabiola. ¡Qué tiempos, Don Simón!