jueves, 25 de agosto de 2011

Lluvia, milpa y muerte



Hace calor. La lluvia escasea y las milpas se retuercen de sed.
Hace unos minutos cayeron gotas gordas de lluvia que nos llenaron de regocijo.

El sábado pasado me llamaron de la Comandancia. Se requería mi presencia en el Rancho de Copales, para certificar la muerte de un amigo.

Se trataba de J.Jesús Reyes Avelino, quien murió sentado sobre una roca, a la entrada de su solariega casa de tejas. Al parecer limpiaba su labor de las malezas de la temporada y le sobrevino un fulminante infarto al miocardio. Nada que hacer.

Me quedé impresionado de la hermosura de su milpas, llenas de vitalidad y de verdor exquisito.

Difícl entrar, y difícil salir del potrero, por la vegetación tan tupida y espesa.

Y ya no había latidos en el corazón de Jesús. El mejor guitarronero del pueblo. Músico extraordinario, y hombre sencillo y amable. Descanse en Paz.

Me vine pensando en el sentido de la vida y de la muerte. Sin palabras.

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