lunes, 31 de agosto de 2009

El plagio académico, un fantasma universal





El término PLAGIO proviene del latín plagium, que significa acción de apropiarse y utilizar un esclavo ajeno.[1]

Plagiar es adueñarse de las ideas de otra persona; es apropiarse del producto intelectual de un científico, de un artista, de un escritor. En síntesis, el plagio es una copia de una obra ajena que se presenta como propia.[2]

Es un fenómeno universal. No se puede determinar históricamente quién fue el primer plagiario relevante.

Según la tradición judeocristiana se ha aceptado, por ejemplo, que Moisés es el autor del Pentateuco (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio); sin embargo, algunos exegetas y paleógrafos de prestigio afirman que en dicho libro sagrado existen por lo menos cinco estilos diferentes de escribir, de pensar, de concebir el mundo y los valores; por tanto, cinco autores distintos. ¿Es Moisés un plagiario?[3]

Hasta el hartazgo se ha señalado que entre los grandes científicos, entre los premios Nobel y famosos santones de las ciencias puras, hay plagiarios de cuello blanco, y de mucha “solvencia moral”; de tal forma que no pocas tesis y teorías del campo de la física, de la medicina, de la biología molecular, de la genética y de otras parcelas del conocimiento parecen estar en la cuerda floja de la paternidad intelectual.

Me viene a la memoria el caso del virus del Sida.

¿Quién lo descubrió primero? ¿Robert Gallo, o Luc Montagnier? ¿Quién plagió a quién? ¿Los científicos tienen espías? ¿La ciencia es un producto que se cocina al margen de los intereses económicos? Tengo mis dudas. [4]

Y éstas aumentan más y más cuando me entero de que el ganador del Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, recibió hace unos días, como premio a sus aportaciones, la nada despreciable cantidad de diez millones de coronas suecas (un millón de euros). ¿Cuántos millones de devaluados pesos mexicanos? Me da flojera calcular y contar tanto dinero. Así las cosas.

La ciencia, de esta manera, se convierte en una verdadera tentación, ya que, para lograr el botín, fin perverso per se, los amantes de la prebenda y la paga recurren con frecuencia a métodos poco ortodoxos y carentes de principios éticos elementales: El PLAGIO.

Ergo, en un mundo globalizado como el nuestro, cuando los conocimientos nos inundan literalmente, y la ciencia camina a pasos agigantados, es válido plantear interrogantes de toda índole; muchas de ellas quedan en el aire, sin respuesta.

Ante esta realidad ineludible, filósofos, juristas, intelectuales y científicos de la moral, cada uno desde su muy particular punto de vista, intenta dilucidar tema tan intricado y tan difícil de conocer, comprender y evaluar en toda su dimensión.

El fantasma del plagio abunda por doquier.

Expongo algunos ejemplos para refrescar la memoria:

En el libro Shimriti, de Jorge Bucay, psicodramatista, escritor y terapeuta gestáltico, existen más de sesenta páginas copiadas literalmente de un libro de la filósofa y escritora Mónica Cavallé. Aunque la escritora prefirió no demandar por tal ilícito, el libro fue retirado del mercado en el año 2005, cuando ya había vendido más de 116,000 copias. Bucay dijo que todo se debió a un error a la hora de citar. ¡Y qué error! ¿Estaría dormido, drogado o ebrio?[5]

George Harrison llevó a los primeros lugares de las listas de popularidad My sweet Lord, como solista. En 1976 fue demandado, enjuiciado y condenado a pagar suma millonaria. El tema es una vil calca de “He is so fine” de los Chiffons. El ex beattle alegó entonces que el tema lo escribió bajo los efectos de las drogas o en estado onírico. Tengo mis dudas. De cualquier manera este antecedente marcó al músico para siempre. Perdió la confianza de muchos de sus fans.[6]

Recientemente, el escritor y fotógrafo español Alexis del Villar acusó a Woody Allen,[7] cineasta de renombrado prestigio, de haber realizado casi en su totalidad el argumento de la película “Vicky Cristina Barcelona” a partir del libro “Goodbye Barcelona” que el mismo Alexis escribió en 1987. Woody Allen no ha dado la cara, pero se vaticinan problemas legales en el corto plazo.

Como dato anecdótico está la novela de El Quijote. Miguel de Unamuno sostiene en su ensayo Vidas de Don Quijote y Sancho (1904) que la obra no es original de Cervantes. Que el contenido del libro más famoso de la literatura hispana fue narrado a Don Miguel por un judío errante.[8] ¿Cómo hacer para probar tal aseveración?

“Desde Shakespeare hasta Balzac, Montaigne y Eliot; desde Camilo José Cela hasta Saramago y Vargas Llosa, la sombra de la sospecha le tendió sus redes a gran cantidad de importantes escritores”

El plagio es “el pan nuestro de cada día”.

Hace unos días pedí a mis alumnos un ensayo sobre la tragedia griega Edipo Rey. Todos, sin excepción fueron a Google, escribieron Edipo Rey, copiaron y pegaron en Word el artículo que apareció en Wikipedia. Copiaron y pegaron incluso las ligas que aparecen al final, en color azul. Este hecho me causó hilaridad en vez de enojo.

Este fenómeno es habitual y muy socorrido entre los mismos profesores y autores universitarios de nuestra Alma mater.

Hace unos meses asistí a la Preparatoria Regional de Autlán, a realizar una actividad colegiada. De pronto se presentó un joven con un arsenal de libros de texto, recién salidos del horno. Empezó a repartirlos a diestra y siniestra. Recibí dos libros de Filosofía II, de diferentes autores y editoriales. Hice una lectura dinámica de la segunda unidad de cada uno de los textos y, ¡oh sorpresa!, descubrí que ambos autores plagiaron a un tercer desconocido, o uno de ellos opio al otro, o se copiaron entre sí. ¡Bendita telepatía! Sentí pena ajena.

Si esto hacemos los dizque mentores, ¿cómo podremos tener autoridad moral para exigir trabajos originales, o por lo menos, citas congruentes y objetivas que nos conduzcan al autor verdadero?

Tuve un profesor en el bachillerato que recurrentemente repetía esta frase: “Yo plagio, tú plagias, él plagia…”.

Actualmente es fácil descubrir al plagiario. Lo vimos en el diplomado. Basta con escribir una frase o una oración entrecomillada en algún motor de búsqueda para dar con el fraudulento. En lo personal, siempre sospecho del alumno malo para redactar que presenta un trabajo impecable y sin errores ortográficos.

¿Y qué podemos hacer?

Todavía no existen en nuestro medio, medidas punitivas específicas contra el fraudulento y el pseudoinvestigador. Se da por hecho que copiar o adueñarse de las ideas de los demás es irrelevante e intrascendente.

Suelen los muchachos, en tiempos de exámenes, recurrir a El Rincón del Vago, sitio de internet que cuenta con más de 70,000 fichas de los temas más variados, entre los que se incluyen monografías, exámenes, ensayos, resúmenes, etc. En temporada de exámenes acuden a dicho lugar más de 500,000 estudiantes de todos los niveles y de todos los colores y sabores. Y se fusilan todo, ad pedem literae.

Recientemente han salido a la venta programas como el Turnitin, Copycatch y el Eve2, que ya se están utilizando con bastante frecuencia en universidades de prestigio como Harvard, Yale y Berkeley para descubrir al plagiario.[9] En español también existe un software, gratuito, de nombre Educared Antiplagio que en un futuro próximo habrá de ser de suma utilidad para descubrir a los tramposos y al “investigador” fraudulento.

Supongo que los profesores debemos tener más conciencia de lo que significa el plagio.

Debemos empezar por nosotros mismos.

Dice un adagio: “Nadie da lo que no tiene”.

Será nuestra tarea descubrir al pirata, sancionarlo con equidad y con mano firme, e invitarlo a que cite la fuente original de lo que escribe.

Para ello, debemos enseñarlo a hacer las cosas bien.

Es increíble que los muchachos que cursan el sexto semestre del bachillerato no sepan citar. Se supone que dicho conocimiento se adquiere en Seminario de Aprendizaje, en el primer semestre.

Es preciso y urgente explicar a los jóvenes estudiantes qué es parafrasear, cómo se parafrasea y en qué momentos es válido hacerlo. Para ello es apremiante que los chicos sepan leer, subrayar, hacer esquemas, cuadros sinópticos, redactar y muchas cosas más que son, finalmente, efecto directo del amor decidido por la lectura.

Hay que leer, y leer bien. Tarea impostergable que resolvería más de la mitad de los problemas que aquejan a México.

También es puntual y pertinente relacionar el fenómeno del plagio con la ética, con la ciencia de la moral. Mientras persista la idea, consciente o inconsciente, de que plagiar es algo “normal”, no podremos hacer de los alumnos, seres responsables.

Su conciencia, su inteligencia y su libertad, serán, entonces, presupuestos vacíos de contenido. Ante esta circunstancia, la batalla estará perdida.

Referencias:

1. Nino, I. (2009). Plagiar. Recuperado el 30 de marzo del 2009 de
http://www.etimologias.dechile.net/?plagiar.

2. WordReference.com. Diccionario de la lengua española.(2009) Plagio. Recuperado el 30 de marzo del 2009 de
http://www.wordreference.com/definicion/plagio.

3. Voltaire (1992). Moisés. Recuperado el 30 de marzo del 2009 de
http://www.e-torredebabel.com

4. Mario Bronfman / Héctor Gómez Dantés. PÁGINAS DE SALUD PÚBLICA. RESEÑA DE "HISTORIA DEL SIDA" DE MIRKO GRMEK. Salud Pública de México, noviembre-diciembre, año 1992/vol. 34, número 006. Instituto Nacional de Salud Pública. Cuernavaca, México
pp. 697-701

5. Bucay, J. Shimriti: De la ignorancia a la sabiduría. Recuperado el 30 de marzo del 2009 de http://www.ciao.es/SHIMRITI_De_la_Ignorancia_a_la_Sabiduria_Jorge_Bucay__Opinion_1554697

6. Vanlinden (2009). Foro de ¿Te acuerdas?. Recuperado el 30 de marzo del 2009 de
http://www.teacuerdas.com/foro/topic.asp?TID=619

7. El País.Com. (2008). Acusan a Woody Allen de plagio. Recuperado el 30 de marzo del 2009 de
http://www.elpais.com/articulo/cultura/Acusan/Woody/Allen/plagio/elpepucul/20081030elpepucul_10/
8. Galindo Lucas, Alfonso (2005). La Cábala del Quijote. Recuperado el 30 de maro del 2009 de
http://revistakatharsis.org/el_quijote.html

9. Seina (2007).La suplantación en los trabajos académicos. Un negocio en auge. Recuperado el 30 de marzo del 2009 de
http://educarc.blogcindario.com/2007/09/01661-la-suplantacion-en-los-trabajos-academicos-un-negocio-en-auge.htm

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